WILMA BORCHERS CARRASCO



WILMA BORCHERS
(Santiago de Chile-Chile)

BARBAZUL

Puedes oler el miedo.
Lo oyes avanzar gota a gota
sobre tu frente inclinada ante lavazas o verduras.

Puedes oler el miedo, desprovista,
sin ángel de la guarda.

Es otro día de harapos y manantiales tóxicos,
de la repetición sin tregua de las torres de la ira.

¡Silencio!

Se avecina una tormenta.

El río de la locura posee territorios de aguas venenosas
y desovan mosquitos bajo la piel incubando odios.

Barbadura,
Barbazúl,
se acerca en el tranvía apesta  a vino rancio,
a gasolina y goma de neumáticos.

Gruñen sus sólidos zapatos en la grava del antepatio,
y mientras hace girar la llave:
Te encoges como una caracola.

ESTALLIDO

El placer y la destrucción cruzan un idéntico prisma.

Mientras intuyo adulterios en estos días de zozobra,
la traición prospera sus erarios emitiendo profecías.

Dormida al fin dejaré de quererte,
ya no habrá laceración posible, ni hendidura de tristeza
dónde depositar lejanías y terrores.

Me gasté la vida persiguiéndote
o desprendiéndome de tu carne,
pero al descampado de los astros
no estará mañana la sombra de mi olivo.

Un río de linfa arrastra raíces,
forma esclusas, escollos, trabazones.
El desamor es un espejo hecho añicos,
donde la soledad se agiganta en mil estambres.

La vida, como un enorme gemido,
en mi voz sin esperanza escapa a borbotones.

SIN OLVIDO

Será inútil la tentativa de tu olvido.
Infiltraré tenaces musgos,
cangrejos imperativos,
pulpos de ojos titánicos,
sensuales medusas.

Será inútil

Todo tendrá ademanes familiares,
como surgidos desde los retratos de difuntos.

Eternos florecerán mis aceites camaleónicos,
brotando bajo la escayola de los muros.

Será inútil.

Hay sangre, que ni con lejía se diluye.

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