SILVIA DELGADO
FUENTES
(Sopelana-Vizcaya-Euskal
Herria)
POCO
MUERTOS
Reventados
con odio experto de verdugos y de
sotanas: poco muertos.
Acribillados
palmo a palmo por fusiles en jauría: poco muertos.
Masacrados
sin azar en páramosávidosde empacho y sementera: poco muertos
Poco
muertos porque no pudieron llorar
los
que presagiaron su destino
de
pólvora y mortajas solitarias.
Porque no se muere del todo
cuando
la memoria es un absurdo congelado,
cuando
el tiempo espolvorea silencio
sobre
las heridas letales de cuerpos abandonados
que
una vez tuvieron familia.
Poco
muertos porque los gritos
aún
hoy parten en dos los pueblos
que
malmueren por los hijos de los hijos.
Porque
es cierto, grita el olvido.
Gritan
todas las cruces y las balas
que
reventaron tantas vidas.
Porque
no se puede pasar página,
porque
el ayer rubrica con sangre los mañanas
y
defeca mansamente sobre las dignidades pulcras
de
los sepultados a patadas.
Poco muertos,
medio
muertos,
muertos
de felonía.
Poco
muertos: muertos sin justicia.
YA
NO SEREMOS LOS MISMOS,
Tú
con tu pena tan honda,
yo
con mis versos sin patios ni niños.
Tú
con tu ausencia en el tuétano,
yo
con mis duelosmimados.
Tú
con tus deseos cansados,
yo
con mis recuerdos de gritos y vino.
Tú
con tu cuerpo vacío,
yo
con estas horas eternas
que
me quitan la edad a mordiscos.
Ya
no seremos losmismos.
Seremos
otros,
nacidos
de nuevo,
con
el llanto floreciente sin lluvia
sobre
las almohadas.
Seremos
otros pero también los mismos,
quizá
más viejos,
quizá
menos limpios,
pero
seguro
que
esta cárcel de tristeza,
que
esta cárcel que te arrancael azar y su destino
romperá
sus rejas un día
y
nos encontraremos,
quizá
distintos,
pero
seguro, amigos.
MIS
BANDERAS
45
años. Mujer, sin hijos y con alguna bandera.
Pocos
amigos, es lo que ocurre cuando el dolor estorba.
Hablo
poco, lloro mucho.
Ando
con el corazón en carne viva, nunca aprendí a vivir de otra manera.
Mi
poesía sueña con ser luz o primavera,
ser
manantial,
ser
estrella.
Ser
la letanía que sane las úlceras de cada espanto o barbarie.
Hoy
más que nunca, amigo, compañero, mis poemas desearían
arrancar
tu pena tan profunda,
dejarte
un talismán entre los dedos,
quisieran
llenar los silencios
con
una rabia nueva e infinita por vuestro penar de balde.
Pero
amigo, mi poesía es inútil entre tus lágrimas.
Mujer,
45 años, sin hijos y con alguna bandera,
la
de la ternura compañero.
La
de la ternura y la amistad que te devuelvo.
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