BELKYS
SORBELLINI
(Santa
Fe-Argentina)
ELLOS
TAMBIÉN DANZAN
Perdidos
en el monte más profundo,
bajo
techos endebles, sobre pisos de tierra,
con
el viento, la lluvia y el sol como testigos,
tejen
el día segundo tras segundo.
Respetando
a natura ven morir a sus hijos,
partir
a sus hermanos o llorar a sus padres
y
no entienden, no entienden, no pueden entenderlo.
No
quieren asumir el abandono,
rumiar
la irreverencia,
absolver
los olvidos de esta nación salvaje
que
los destierra cada vez más lejos
y
que no quiere verlos…
Ellos,
los originarios, los dueños de la tierra,
los
hijos de la Pacha que silban como el viento,
que
cantan con los grillos, que abrazan a sus árboles,
que
rezan a sus dioses con respeto.
También le danzan a la lluvia
perdidos
en el monte más profundo,
extendiendo
sus brazos hacia el cielo
bajo
un manto de estrellas refulgentes.
En
un mundo que corre y no respira,
en
un mundo que olvida sus principios,
su
origen, su latido, sus tiempos y sus
pausas,
Negando los presagios de asesinato y muerte.
Danzan,
danzan y danzan con el viento y el sol
Como
únicos testigos.
DÉJAME
SOÑAR.
Déjame sentir que todo cambia
Déjame abrazar la idea
Déjame vislumbrar un mañana
Con la paz en un mundo sin fronteras.
Déjame sentir que todo cambia
Que ya nadie robará un futuro
Que los jóvenes cumplirán sus sueños
Que ningún padre llorará a sus hijos.
Que las calles serán los caminos
Que deberán llevarnos a las metas
Y los hogares serán un santuario
Nunca más violentado
Déjame sentir que los abuelos no serán la
muestra despiadada de un delito que envilece.
Déjame soñar
Déjame sentir que todo cambia.
Déjame sentir que todo cambia
Déjame abrazar la idea
Déjame vislumbrar un mañana
Con la paz en un mundo sin fronteras.
Déjame sentir que todo cambia
Que ya nadie robará un futuro
Que los jóvenes cumplirán sus sueños
Que ningún padre llorará a sus hijos.
Que las calles serán los caminos
Que deberán llevarnos a las metas
Y los hogares serán un santuario
Nunca más violentado
Déjame sentir que los abuelos no serán la
muestra despiadada de un delito que envilece.
Déjame soñar
Déjame sentir que todo cambia.
CIUDAD
DE REJAS.
Miradas
sesgadas, frustraciones
Visillos,
ventanas entornadas
Cerrojos,
trabas y candados
Una
ciudad respira tras las rejas
Cuando
el silencio late en los rincones
Y
la vida se encierra tras los muros
Las
voces resuenan solo puertas adentro.
El
desasosiego se apodera de los hombres
Y
las estaciones no dejan florecer la primavera.
Una
ciudad duerme y vive tras las rejas
Reina
la desconfianza y el temor.
Cuando
cae la noche y el sonido del miedo
Corre
el cerrojo de las puertas
Yacen
los sueños de elevar nuestros gozos,
Compartir
el espacio, llenarlo de presencia.
La
alegría y la paz mudaron sus colores
Y
la noche desnuda las miserias de los hijos de Luzbel
Dando
rienda suelta a la violencia.
Una
ciudad viró su arquitectura y se amuralla
Una
ciudad respira y muere tras las rejas.
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