AMELIA ARELLANO
(San
Luis-Argentina)
CUADRATURA
DE LA NOVELA FAMILIAR
La niña es
una pregunta quieta.
No llega a
las rodillas de su padre.
Niña de
escarcha. Pez de cristal.
Un picotazo
rompe la luna del espejo.
Irrumpe su
inocencia. Fractura. Quiebra.
Alba garza
real. Plumones en el pecho.
Polvo.
Lengua arponeada.
Tantos
colores. Tantos triángulos.
Geometría
inconclusa de la alienación.
Huevo de
abeja. Miel amarga.
Tornasolado
amor, donde te has ido, madre.
Un cielo
fragmentado. Ruega por ella.
Naranjo en
flor. Huevo podrido.
La mujer es
una parábola, un cuento
Una fábula,
un cuento de ficción.
Cuadratura
de la novela familiar.
Érase una
vez un paraíso en Disney World.
Un diario
.Una mano. Un escondido Círculo.
Un deseo.
Una luz amarilla. Un camino verde.
Afrodita
juega y hace trampas.
Libro
de la Verdad.
Padre.
Apócrifo. Ficticio. Simulado.
Tres uñas y
una cuarta. Ruego por ellos.
Los niños
sobrepasan las rodillas de su padre.
Lasciva
paloma del más puro amor. Vuela!!
Rellena
la oquedad con lágrimas de nieve.
Sal de la
cuadratura. Y vuela mi rosa. ! Vuela!
EL VALLE DE LOS LIRIOS
La conocí en un orfanato, acaso en un hospicio.
Un sepulcro inconcluso. Arenas movedizas.
Un serpentario. Un prostíbulo. Una iglesia.
Musitó serenamente, en voz azur, silente.
Susurró de ausencia y niños disecados.
De la soledad del gusano, padre nuestro.
Me habló quedamente. Al oído.
Me subyugó, al instante. Como en aquel enero.
Yo contesté llorando:
Ven, amada, embriágame la boca.
Pon en ella el color de los lirios.
Hunde mis ojos en tus oquedades.
Apriétame. Amárrame. Agriétame.
No dejes que me escape, soy la mujer de Loth.
Ya todos han partido. Las madreselvas negras.
Los perros flacos, los azules potros.
Han huido las aldeas despobladas de peces.
Ven, no ceses, degüéllame los fresnos.
Márcame con tus dientes, dulcemente.
Estoy cansada amor. De bocas agrias.
De dardos pestilentes. De hospitales.
De la morfina y de drogas de oro.
Llévame a la tierra de cipreses.
Todo lo que se me ha legado lo he cumplido.
La norma, la ley, la regla y los relojes.
He mamado de los pechos de la loba.
He besado con ardor, los labios helados del Bautista.
He bebido cicuta y miel con Judas.
Barrabas ha yacido en mi lecho.
He buscado, agua, solo agua.
En los parapetos de mi sangre.
En pilas bautismales. En artesas.
Y no hay dioses, ni demonios, ni ángeles caídos.
Hasta el Río de Heráclito está frígido.
Tampoco está la niña, ni las trenzas, ni pechos desangrados.
Ni líneas circulares. Ni el semen de los soles negros.
No, no te detenga mi humana, mi vulgar tristeza.
Ven amada, bésame en la boca.
Pon en ella el valle de los lirios.
De los lirios, el valle.
PACTO DE SAL
He aquí el aniversario de la fuga.
Aquí. Donde termina el tajo. Comienza.
El dolor de los viejos retratos no es de humano.
Ni siquiera de bestia. Orate. Santo. Ángel
Pérdida irremediable de todos los amores:
Dios de esperma. De cera derretida.
Campanas de obsidiana. Escalpelos de acero.
-Quiero escuchar tus pasos, quiero, quiero-
Padre de presa. Alerta. Las zarpas son de pan.
Madre que va y viene. Pacto de sal.
Las migajas han sido devoradas.
Hay una cabeza enterrada en la colina
Los cuervos esperan. Les han crecido alas.
-Madre hay un pájaro en la cama, madre, madre-
Hansel y Gretel se han tapado el rostro
Ocultan el bosque con sus manos.
Cierran las cancelas de la muerte.
Se despojan de pieles y de escamas.
-Madre, hay un hombre en la puerta-
He aquí el aniversario de la fuga.
Aquí donde termina el tajo, comienza.
Y el hombre es vértigo. Deseo. Agonía.
Suplicio y goce. Pacto de sal.
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